Mirror
Atrapada entre el espejo de mis padres y una silla de plástico con un cojín y diadema donde ansiaba que las horas pasaran rápido para terminar mi turno de aquel trabajo que tanto me deprimía, tuve una clase de transe mientras observaba fijamente mi reflejo.
¿Alguna vez has oído mitos sobre los espejos?… ¿Sobre cómo estos son portales a otras dimensiones, que en ellos aguardan entes diabólicos o que, si te miras fijamente a través de uno, tu reflejo cobra vida propia?… Pues aquella vez experimenté algo parecido a estas tres cosas.
Primero; el ente que observé no era tan diabólico, era simplemente una chica despeinada, y la única historia mórbida que la acompañaba era el deseo suicida suscitado tras apenas media jornada de trabajo.
Al detenerme por unos segundos en su mirada experimenté esa sensación de que el reflejo era otra persona. Al mirarla pude darme cuenta del profundo y hermoso color de sus ojos cafés, supongo que nunca me había dado cuenta antes ya que usualmente evito mirarla a los ojos debido a su estrabismo. Aquella vez que me detuve a hacerlo me perdí en el pensamiento de lo grandiosos que estos son.
Recuerdo haber leído que aún se busca cómo imitar las maravillas de estas pequeñas grandes bolitas.
¿Alguna vez has pensado en cómo no nos mareamos cuando movemos nuestros ojos para mirar a otros lados?… La verdad, yo…
